Algunas especies carecen totalmente de tallo,
pareciendo que la cabezuela saliera de la misma raiz. Otras, en
cambio, estan sujetas por un tallo corto.
Florece en el verano del segundo año. Para uso medicinal se utiliza
la raiz, que suele ser bastante gorda y de una longitud no inferior
a un metro. Para arrancarla bien, conviene agenciarse de pico y
pala, pues hay que cavar hondo para asegurarnos de que no queda nada
de raiz; se limpia cuidadosamente y se corta en rodajas, para
seguidamente ponerla a secar en secadero a una temperatura de 35
grados C. Finalmente, se conserva en recipientes hermeticos. La
mejor epoca para la recogida es en otoño, antes de que lleguen los
frios y las nieves. Ademas es en esta estacion cuando mas
concentracion en principios activos tiene la raiz.
La carlina angelica es muy rica en inulina, de la que puede contener
hasta un 50%. Ademas contiene taninos, resina y hasta un 1,3% de
esencia de carlina. Es un liquido de color pardo y olor parecido al
de la
alholva.
Se le atribuyen propiedades diureticas, estomacales y colagogas,
ademas de muchas otras que no se han comprobado cientificamente. Lo
que es cierto es que un componente de la raiz, el oxido de carlina,
tiene propiedades antibioticas. La accion diuretica y colagoga se
debe en parte a la presencia de flavonoides. Esta especialmente
indicada en dermatitis, problemas de las vias biliares, gripe,
cistitis, orina escasa y piedras de riñon.
Vino de carlina. Para aprovechar sus virtudes tonificantes y
aperitivas se prepara el vino de carlina a partir de la raiz fresca.
Se debe emplear un buen vino, a ser posible blanco y, si no, jerez.
A este se añaden 100 gr. de raiz cortada a pedacitos. Se mantiene en
maceracion en una botella bien cerrada y se remueve todos los dias
durante un mes y medio, trascurrido el cual se filtra con papel de
filtro. Se puede tomar una copa antes de la comida.
Infusion: Con 5 gr. de la raiz por cada 200
cc. de agua se prepara una infusion normal, se deja reposar durante
20 minutos, tomando hasta 3 tazas diarias, debidamente azucaradas.
En muchos paises meridionales preparan el
receptaculo carnoso a modo de verdura, lo que resulta un plato
exquisito. En los Alpes, por ejemplo, se preparan estos receptaculos
cortados en rajitas y guisados, o simplemente hervidos con agua y
sal. Dicen que el sabor es muy parecido al de la alcachofa. |